Para
que quiero mi piel
Ni no hay
manos que revelen su existencia
Para que
quiero mi boca
Si no
he de derramar humedades a mansalva
Para que
quiero mis pies
Si no
hay pasos que me lleven a tu nombre
Para que
quiero mis ojos
Ciegos de
encontrar lo que no buscan
Huecos de
buscar lo que no encuentran
Para que
quiero mi lengua
Si no
puedo lamer hasta embriagarme
Hastiándome
de vida
Para
que quiero un corazón
Si no
hace más que latir
Abofeteándome
cruelmente
En cada
minuto que no te encuentro